noviembre 23, 2010

I must forgive Jesus

¿Cuándo comenzó el tiempo de dudar? Supongo que nadie puede poner el dedo sobre el día en que ciertas cosas ya no parecían tan obvias. Quizá puedan nombrar la hora en la cual se dieron cuenta que estaban perdidos. Yo, al menos, puedo recordar las veces en las que los dogmas de mi vida cedieron a las incongruencias inmensas propias de un mundo que sólo podía ser imaginado. Las viejas palabras vienen a mí: sapere aude. Cueste lo que cueste.

Pero con esto sucede lo mismo que con los colegios de monjas: existen aquellas mentes que se rebelan, otras que aceptan el yugo y las que terminan en un punto medio (de cuya tibieza ya ha escrito suficiente Herman Hesse). Y si se sigue el primer caso, se vuelve fácil deducir que el camino a la herejía es, muchas veces, la pregunta más simple.

I HAVE FORGIVEN JESUS, too.

4 comentarios:

  1. Yo te recuerdo en la realidad imaginada, que es muchas veces la realidad a la que nos acostumbran. También yo he pronunciado esas preguntas simples. Pero muchas veces he tenido que regresar a esa burbujita de la que no me termino de desacostumbrar.

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  2. Yo también me recuedo bastante, vos, pero en general me gusta como me salí. Yo te daría un medio empujón.

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  3. Ah, la costumbre, la conformidad... Yo sé, debo "seguir tu camino"... ¡Perverso!

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  4. No debés, Euhh de mi vida, pero si lo hacés sería como reencontrarnos :)

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